¿Por qué?
Porque parecía sólido.
Porque querías creer.
Porque veías sin querer saber.
Porque elegías arriesgarte.
Porque te engañabas.
Porque deseabas sentarte.
Porque querías vivirlo.
Por lo que fuera...
Y ahora que lo vez,
que no es sólido pá ti.
Que querías creer,
y elegiste arriesgarte,
y te sentaste...
Ahora que lloras el vacío,
¿qué vas a hacer?
Levantarte.
Sabiendo que:
vez algo mejor,
no hay obligación,
ni reproches,
ni maldad.
Solo hay elección.
Y ahora sabes
que ya no quieres estar sentada
en ese mismo lugar.
Y vives lo real,
no alimentado de ilusiones.
Alegre de ser capaz
de abrirte y esperar,
sabiendo que después,
te levantarás.
Mirando otros lugares,
donde al sentarte
no sientas el vacío.
Porque eliges vivir,
confiando que se puede
seguir eligiendo.
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