16/10/08

Gracias a ese niño


Hoy deseo contarles que me siento conmovida. No es tristeza, no es alegría, no es euforia, no es dolor, no es apego ni desilusión. No es nada de eso y lo es todo. Como el blanco que contiene todos los colores, creo que es amor.

Anoche soñé con ese niño de 8 años, hijo del que fue mi anterior pareja. Se alejaba con su padre, por esas cosas de adultos. Yo dejaba suceder, aceptante. Sin esperarlo, pero quizás deseado, regresa corriendo hacia mí ese niño que, en sus días, me abrazaba demandándome mimos, a los que yo respondía con no menos “mimosidad”.

Esta noche, un amigo muy querido me ha hecho un regalo. Una peli. Una de un niño y una mujer que lo ayuda. Y que, a través de esa ayuda, recibe la bendición de volver a amar, a ilusionar, a sentirse útil, a vivir más allá de su propio egocentrismo y sufrimiento, más allá de lo que ella echaba de menos y en contacto con ese vacío. A través de él, ofreció y sintió aquello que ahora creo vivenciar yo. Esa conmoción tranquila pero vivificante. Esa pasión por la vida y los otros.

Con lágrimas en los ojos comenté “hay puertas que creemos cerradas y no lo están”. Ahora pienso, es que no quiero que se cierren. No hay sufrimiento en estas lágrimas.

Y aunque suene cursi la palabra amar, no encuentro ahora mismo nada que pueda describir mejor este sentimiento.

Gracias.

Por si te he generado curiosidad, la peli se titula “Estación Central de Brasil”.

No hay comentarios: